¿Cuántos artículos se han escrito sobre la importancia de la educación financiera? ¿Cuántas veces se ha mencionado que es tarea de todos?; Sin duda todos coincidimos con que es un tema muy relevante y en que se deben realizar esfuerzos en conjunto para potencializarla.

¿Pero acaso hay evidencia real de que en verdad estamos haciendo algo para mejorarla? Y no me malinterpreten, existe una multiplicidad de material didáctico, videos, documentos y presentaciones bajo ese título. Pero, ¿cómo sabemos o quién está midiendo el impacto que tienen? ¿Quién los consulta?

Como ya se habrán dado cuenta, este artículo contiene muchas preguntas, mismas que no pueden quedarse en simples cuestionamientos, sino que deben transformarse en algo tangible. Los esfuerzos para ello no pueden quedarse solamente en crear material, la respuesta radica en la implementación, en la práctica.

La gente tiene que usar las cosas para poder conocerlas, adquirir experiencia de su manejo. Es responsabilidad de las instituciones financieras actuales, del gobierno y quizás lo más interesante: también es responsabilidad de las nuevas startups proveer servicios más accesibles y mejores; vaya, si quieres un cambio, empieza contigo.

Y son precisamente iniciativas centradas sobre los nuevos jugadores las que han llamado la atención en los últimos meses. Empresas que buscan llevar los beneficios de un ecosistema plagado con barreras regulatorias y procesos subóptimos, como lo es el sistema financiero, a clientes nuevos.

Estas empresas están facilitando el acceso a los instrumentos e instituciones financieras, es decir, están ayudando a bancarizar a la población y en consecuencia, están fortaleciendo la inclusión financiera. Esfuerzos como el de la recién creada asociación mexicana de finanzas y tecnología, llamada FinTech México A.C., nos demuestran que existe una disposición de parte de gobierno, instituciones financieras, y nuevas empresas para lograr que la educación financiera llegue a permear a toda la población mexicana.

Por último, tenemos que hacer énfasis en el papel que juega la familia en un tema tan delicado como la planeación financiera, en específico, comenzar desde casa, con los hijos. No podemos esperar hasta que estos brillantes esfuerzos lleguen a permear los programas de estudio de las escuelas. Los padres de familia deben ser conscientes de que esta situación requiere su involucramiento, deben enseñarles desde casa buenos hábitos, lo cual se traducirá en buenas prácticas en el futuro que cada vez es más inmediato, lo que le permitirá a los jóvenes lograr una transición hacia su independencia financiera.

Todos los esfuerzos se deben centrar en esta propuesta, comenzar desde pequeños, inculcar buenos hábitos desde jóvenes y estar al tanto del aspecto financiero dentro de la educación integral que deben tener los niños y jóvenes. Debemos invertir en los jóvenes hoy, para que ellos puedan invertir y puedan construir un mejor mañana.